A.·.U.·.T.·.O.·.A.·.A.·.G.·.I.·.

Bienvenidos sean todos mis QQ.·.HH.·.

Cada blog de masonería dentro de esta red pretende y ha pretendido que toda la fraternidad vaya expandiéndose a través de toda la superficie de la tierra, sin importar, razas, credos, posiciones sociales (y todas las singularidades de nuestra especie, que se empeña en dividirse) y mucho menos la geografía. Y todo esto es para mostrar una masonería solida fuerte y unida…la tan anhelada fraternidad universal.

Esta no es una excepción. El 21 de marzo de 2009 E.·.V.·. se levantaron CCol.·. con la intención de pelear por una masonería mexicana unida, y a pesar de las complicaciones que en todas las instituciones ha tenido sus dificultades y las tendrá en el futuro, pero Or.·. tras Or.·., y jurisdicción por jurisdicción se van incorporando al proyecto con un entusiasmo conmovedor.

Y como decía anteriormente las fuertes cadenas van alcanzando territorios tan alejados del territorio mexicano, que nos sorprende y nos entusiasma de sobremanera, ya que nos da luces con sus conocimientos y experiencias en otros países y continentes, y nos hacen pensar que nuestra lucha es posible y justa.

Este blog es para todos, HH.·. es un lugar para concurrir y discurrir con respeto, y fraternal tolerancia. . Muchas paginas y foros han tronado por mentes cuadradas y testarudas, los exhorto a que compartamos este espacio lo mas amigablemente posible.

Los MMas:·. Nos reconocemos en donde quiera que se paren… hagamos de ella algo que nos enorgullezca

Sap.·. M.·. Orfeo

Informes a sc_avefenix@hotmail.es

lunes, 21 de febrero de 2011

ALGUNAS PALABRAS A FAVOR DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN




ALGUNAS PALABRAS A FAVOR DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Cada uno de nosotros tiene un lugar en el mundo, un primordial talento y la libertad de tomar su bandera, para cada quien siempre hay una misión que habremos de cumplir y en la que podamos tener mil encuentros para aprender de ellos, pero por siempre nuestro lugar sigue listo y vacio para empezar a hacer lo que venimos a hacer aquí,  a vivir lo que más vale vivir y encontrar nuestra segunda identidad, la causa de este viaje existe pero, confundidos no sabemos mirar, hasta que con sinceridad  reflexionamos acerca de si hemos podido cumplir con nuestra parte.

Nuestra convicción de buscar la verdad, en ningún tiempo ni en ninguna parte del mundo nos ha hecho privilegiados. Es verdad que quien emprende esa búsqueda ha gozado, en ocasiones, de ciertas prerrogativas; pero eso se ha debido más que nada a esa pasión innata de los poderosos por la prostitución de la inteligencia, por la compra de la ignorancia ajena. Las ideas se corrompen, o se persiguen: las cárceles, los exilios, la muerte. El que levanta la voz tiene una peculiaridad, y de ahí que se le considere distinto, aun peligroso, y es que asume la función de testigo de sí mismo y de la sociedad en que vive. El testigo de nuestra mediocridad siempre nos es molesto; lo rechazamos siempre porque de una o de otra manera nos echa en cara nuestra pequeñez, nuestra cobardía. Cada día más, los logros de la ciencia y de la técnica nos alejan de nuestra propia esencia, nos mutilan, nos invalidan, nos envuelven en una placenta de satisfactores artificiales, nos deshumanizan. Cada vez más, nos enseñamos a pasar de largo por la vida. Olvidados cada vez más de las vocaciones humanas, tal parece que estuviésemos viviendo sólo para huir de nosotros mismos

El derecho de libre expresión cuando nadie contradice al gobierno, la libertad de prensa cuando nadie está dispuesto a formular las preguntas importantes, el derecho de reunión cuando no hay protesta, el sufragio universal cuando vota menos de la mitad del electorado, la separación de la Iglesia y el Estado cuando no se repara regularmente el muro que los separa. Por falta de uso, pueden llegar a convertirse en poco más que objetos votivos, pura palabrería patriótica. Los derechos y las libertades o se usan o se pierden.

No es sólo en la protesta, sin embargo, que peleamos por la libertad. Uno pelea por libertad en contactos personales y en muchas fases de la vida civil. Todo el tiempo, día a día, tenemos que continuar luchando por la libertad de religión, libertad de expresión y libertad de la pobreza, por todas aquellas cosas que deben ser ganadas en la paz así como en la guerra.
Todas las dictaduras, de derechas y de izquierdas, practican la censura y usan el chantaje, la intimidación o el soborno para controlar el flujo de información. Se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación. Desgraciadamente dicha libertad de expresión, sin la libertad de ofender, deja de existir.

Siempre hay algo que hacer, algo que intentar para cada quien siempre existe un deber que nos levanta y pone de pie aunque el mundo en su ceguera no  alcance a comprender
y se oponga. Ciertamente, las vías de escape, las tentaciones, los promisorios cebos que se  nos ofrecen para desertar de nuestros principios, para entrampar nuestra lucha, para prostituir nuestro deber, son múltiples, como múltiples y difícilmente soportables suelen ser también las mordeduras de la incomprensión, las heridas del rechazo, las llagas del amor propio ulcerado, las formas de la desesperación, la desesperanza, el sentimiento de inutilidad, la sensación de fracaso. ¿Para qué luchar por decir algo que nadie quiere oír? ¿Para qué obstinarse en la pretensión de mostrar la luz a quienes se complacen en su ceguera? ¿Por qué? ¿Para quién? Mejor amarrarte una piedra al cuello y tirarte de cabeza al abismo. Ya está. Inmolación de lo que se ama. Holocausto de uno mismo.

Al rechazo, a la indiferencia de la sociedad algunos responden con la irresponsabilidad, con la autodestrucción; pero el negar la propia inteligencia, el trocar las actividades creadoras por la esterilidad, es una muy precaria venganza. La sordera de los hombres no es motivo para callar; su presunto letargo mental no justifica ninguna deserción; significa, por el contrario, una especie de traición imperdonable, una concesión definitiva a quienes persiguen la mediatización de la humanidad.

Ningún hombre que viva en sociedad tiene derecho al silencio, ni nadie posee la facultad moral para imponerlo. Todos somos culpables de lo mismo. Un crimen, una censura, cualquier tipo de aniquilamiento individual forma parte de una irreversible degradación colectiva. La vida misma, tal vez por incomprendida e incomprensible, es ya de por sí dolorosa; no la hagamos también absurda.

Fr.·. Gabaón

martes, 15 de febrero de 2011

DIFERENCIAS ENTRE EL COMPAÑERO Y EL MAESTRO MASONES



A\ U\ T\ O\ A\ A\ G\ I\

S\ E\ P\

V\ H\  Gabaón con el trazado de Arquitectura
DIFERENCIAS ENTRE EL COMPAÑERO Y EL MAESTRO MASONES

   El hombre ha evolucionado. No es el mismo que hace veinte o cincuenta mil años. Una analogía comparativa entre el Comp\ Mas\ y el Maest\ Mas\ es que el hombre está aprendiendo a hacer como el segundo, a no esperar, como el primero, que la evolución le ocurra sino a dirigir él su propia evolución. En el mundo le la luz hay ciertas leyes que se deben seguir, porque, de otra manera, se pierde la luz, la guía, se aleja uno de la fuente de donde emana toda Sabiduría.

   Se trata de aprender a vivir creativamente cultivando la filosofía de la Orden. El Maestro busca su propia evolución, trabaja arduamente y carga sobre los hombros una pesada carga de deberes ineludibles. El Compañero está en la senda correcta, pero apenas emprende esta búsqueda tendiente al más rápido progreso. Siempre ha habido hombres que se adelantaron a su tiempo como Sócrates o Leonardo da Vinci que vivieron mil años adelantados de su época. El Maestro es un visionario del progreso mientras el compañero intenta aun comprender en qué consiste ese progreso viviendo creativamente y cultivando en su ser las artes y las ciencias de su grado.

   La mente del Maestro se desenvuelve en una síntesis filosófica y concreta, la mente del compañero solamente en el análisis. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que el deber y tarea del Compañero es el estudio y la practica analizando detenidamente, abrevando información en general. El Maestro, conocedor y dominador de este conocimiento construye un concepto final, síntesis de un significado, simbolismo de lo que esconde el misterio detrás de la apariencia.

   El Compañero desarrolla el pensamiento racional, aprende que el instinto, la intuición, la afectividad son importantes también. Pero la filosofía y el simbolismo masónico no son solo cosa del cerebro. Al cerebro del Maestro lo guía el deber y el corazón.

   El Maestro eleva su vivir sobre las cosas para entrar en sentimientos de fraternidad y amor a sus semejantes. Sabe que sus deberes son inefables y pesados pero teniendo en cuenta que su finalidad es el bienestar y el progreso del género humano actúa con amor. Por eso, en todos los actos del verdadero Maestro Mason no solamente está su cerebro sino también su corazón. Sin corazón no hay Masonería.

   Cuando el Aprendiz o el Compañero preguntan al Maestro, una vez responde una cosa y, la próxima, dice otra. Es así como obliga a su interlocutor a ejercer el criterio de su propia mente. El Compañero aprende con actitud y perseverancia a encender en su pecho el amor por el prójimo, la nobleza de alma que supere todo afán de traición o desistimiento. Si es valiente, podrá encarar los deberes futuros y superarse a sí mismo.

   El Compañero auxilia al Maestro y guía al Aprendiz. Mientras al Compañero le es impuesto como un nuevo deber y responsabilidad esta función de guía que lo compromete con sus HH\ de menor Gr\ el Maestro se considera sin imposición y a pura convicción propia en su noble humildad, servidor de todos sus discípulos.

   Si queremos entrar en un mundo de logros personales y colectivos tenemos que osar, atrevernos dentro de lo justo, lo inteligente y lo necesario. Un Maestro Mason debe ser diferente, un ser formado para vivir lo insólito, lo trascendente, lo desconocido. Si no, la Masonería no tendría sentido. La filosofía masónica del Maestro es distinta a la ciencia del Compañero, pero, por supuesto, ambas tienen lugar en la misión noble y sagrada de todo masón. El Compañero opera a través de la observación, la experimentación y la comprobación. A la vez esa ciencia exacta y neutral es externa. La Filosofía del Maestro no ocurre fuera de nosotros sino dentro de nosotros. Juntas hacen posible el gran experimento de la vida, la transmutación, la Gran Obra de los Alquimistas. Ahí no seremos Jueces, estaremos involucrados totalmente en el deber y la convicción.

   Los procedimientos del Maestro y del Compañero son diferentes, especialmente en el trabajo interior. Es inevitable para el Compañero empezar por él mismo, por su propio proceso de transformación, por observarse, por experimentar, probar, osar, intentar y querer buscar esa transformación. De este modo el Compañero da sus primeros pasos para despertar ese Maestro interior que deberá tomar, luego, el gobierno de las cosas. De este modo se nos revela la importante enseñanza de que la vida misma es solamente una preparación para lo que sigue. Cada suceso, cada aprendizaje es una causa que produce un efecto. Y ese efecto se convierte a su vez en causa de otro efecto.

   El Compañero comienza a despertar a la Maestría cuando aprende a desenvolverse en una ética racional. Todo nace de lo más simple a lo más complejo; de lo más pequeño a lo más grande. Y así como el mundo y el Universo se expandieron a partir de un centro, los seres humanos también tenemos que expandirnos. Pero no lo haremos mientras no crezcamos. Entonces ¿Dónde está la limitación de la humanidad? Está en el crecimiento individual que cultiva y enseña el Grado de Compañero. Cuando el Compañero rompe las cadenas de la limitación que tenemos empezará a ser un Maestro, crecerá su grupo social, su familia, su logia, crecerá todo y habrá una onda expansiva que abarcara a la humanidad entera.

   Dicha transmutación que hace la diferencia consiste en saber emprender ese crecimiento. La Masonería en su sabiduría le da a ese crecimiento sencillez y a la vez dimensiones infinitas. El problema es que muchas veces no podemos entender, no podemos asimilar lo más sencillo, lo más simple. Tenemos un intelecto maravilloso para comprender lo complejo pero no entendemos las cosas más sencillas, por ejemplo: El Amor.

   Recordemos la leyenda del Rey Arturo. Cómo un muchacho logro sacar una espada de una piedra. Los más fuertes no pudieron sacarla. Pero Arturo, entrenado por el Mago Merlín poseía la Fuerza (con mayúscula) y la sacó. Así fue como pudo coronarse Rey. El muchacho mismo no sabía que él era un pequeño Mago. Era un niño que había aprendido cosas muy simples, allá en el bosque. Cosas sencillas que él no consideraba una gran sabiduría porque no tenía ningún punto de comparación. Pero fue cuando el niño salió del bosque, fue al poblado y vio una espada en una piedra, la saco suavemente, sin esfuerzo ni resistencia. Con dicha analogía podemos entender que la sabiduría es un mundo con esfuerzo pero sin violencia. Y todos se maravillaron. El muchacho poseía la fuerza interior que había aprendido de su Maestro, Merlín.

   A modo de una conclusión personal para definir esta comparación lo principal a tener en cuenta es que el Compañero comienza a comprender, mientras que el Maestro entiende. Cuando comprendemos las cosas se hacen complicadas, pero, cuando entendemos, todo se hace sencillo, como todas las cosas que provienen del Todo.

Es Cuanto